ANTIMATERIA

Al principio era como si mi pie derecho hubiera entrado en arenas movedizas, y debia seguir directo al fango, precisa, exacta, ingenua, instantaneamente sin escuchar una sola de las advertencias que dictaba mi tonta soberbia y mi fria e incongruente dignidad. Ya estaba, y sigo aquì, persistente a pesar de todo. Nunca me ha importado como es que luce, cuando esta frente a mi no me nace abrazarlo, pero cuando debe irse, cuando ya no esta, es que quiero tragarlo. Parece que no me es facil verme con sus ojos, y sì. A veces mis labios tiemblan por besarlo o por sostener el miedo que se me escapa de nuevo; Y a veces sus labios tambien se estremecen, pero de rabia al verme, al escucharme, y percatarse, y soportarme. Me duele tanto tener que escribirle un adios cada determinado tiempo, me duele tanto que no acepte un solo beso, un beso equivoco, como siempre, eso lo sè. El cree que en todo esto esta en juego el precio de su libertad de pensamiento, la culpabilidad, el vacio existencial, a veces creo entenderlo, otras solo creo que lo aburro soberanamente. Las palabras: hoy, tu, yo y nosotros, nunca y siempre; Son tan pequeñas que no sirven para llenar el vacio que se abre entre nuestros cuerpos, es imposible cuando èl apenas comienza a conjeturar palabras como Què quiero de... Yo si se que quiero de èl al menos; Quiero sus labios que tiemblan, su lengua trabada y venenosa, su corazòn desvestido, sus tiernas dudas, sus manos, esas manos que saben todo lo que el no sabe de mì, en mì. Asì de sencillo, el problema es que su cuerpo es suyo, y no puede andar por allì sin su cerebro, con el corazòn muchas veces perdido, y sin esa sucursal de la razòn que pone a veces ese sentimiento de desprecio en su mirada, y esas palabras hirientes en su boca. Por eso lo dejare ir, por eso no caminare mas noches a su lado, porque jamàs me abrazarìa solo porque sì, esta demasiado lleno de razones para que eso ya no ocurra nunca. Me harè a un lado y dejare que se lleve de una buena vez la idea que tiene de mì, como sea. Aunque hace unos años nos desearamos, y tuvieramos la creencia de una mutua fascinaciòn, la delicia de tocarnos fue solo una percepciòn barrida simplemente por el tic tac de algùn reloj. Si hubiera ahora mismo una votaciòn por la antimateria, me proclamarìa de inmediato lideresa, nadie jamas volverà a saber de esos labios temblando de ira, de unos pasos que se alejan, seriamos tan solo espiritu solo, leves brisas, viento tenue, nada de manos que se entrelazan, nada de miradas dulces y tiernas, ni caricias, ni su aroma, ni la luz de sus ojos. Nada. Solo la conciencia transparente de lo que fue, o la inconciencia perfecta de lo que no serà. Tal vez con la certeza, ( por fin con esa certeza) de no saber amar a ese que se va.